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Salida 50 Metros


 
Sebastián cumple años la próxima semana, imagino que no quedara más remedio que verle a la cara. Decirle: “Feliz cumpleaños hermano!! Espero disfrutes mucho de tus 24 años, ah… y por cierto tu novia es estupenda en la cama…. Y uso tu cepillo de dientes cuando me quedo en su departamento”. Mataría por ver la cara de mi Rosa al oir eso. Rosa mi madrastra, es una mujer desubicada de 58 años que usa remeras escotadas con legendas como: “I am so Sexy…”, me pregunto de dónde saca el coraje para usar eso? Tiene las tetas que le rosan las rodillas, para quien podría ser sexy?! Para un mimo que hace animales con globos, quizás.
 Eliana ha sido siempre del él. Mi envidia,  mis celos y mis engaños han hecho que ella caiga tan bajo como yo, eso nos haría cómplices, traidores, la dulce coautora de mi desenfreno, de mi amor lujurioso y prohibido, Somos fugitivos de donde nadie escapa. Su veneno entro por mis ojos y ya no puedo drenar mas mi sangre para sacarlo, está en mis órganos en mis venas. No puedo dormir mas si no paso una noche con ella, entierro mi dolor en las esquinas de mi cuarto. Quien dio luz al primer deseo, al primer suspiro…no lo recuerdo. Sus besos de cemento no son rentables, imposibles de alquilar por una noche completa.
Ella viste un vestido negro, cuelga de su cuello un dije, que su “Romeo” le regaló. Me esquiva la mirada hasta después de la cena, me orino encima, por lo que me levanto de la mesa sin decir palabra. Me acompaña la señora pechos de cascada, y me dice:
-Vale, divino, ayúdame a traer las copas?-
-Bueno si no me queda otra…- frunció el seño ante mi repuesta.
Llegamos a la concina, saca de las alacenas unas copas de cristal y me entrega una bandeja donde coloca 5.
-Llévame esas porfis, querido- me sonríe tan descaradamente, con sus dientes amarillentos de tabaco.
-“Querido el gil que te pone botox, yo no soy tu querido”-me salgo de la concina vuelvo al comedor mientras tanto me estoy frunciendo, hace rato quiero ir al baño, me meo.
La señora volvía de la concina con otra bandeja de copas, la esquive `por poco, y me dirigí al baño de la planta baja.
Perdí dos kilos, y me alivie al terminar de regar las margaritas. El marco de la puerta fue golpeado dos veces.
-Buscáme en el auto… -me dijo, tenía que masticar vidrio esta noche también y no puedo decir que no, no puedo resistirme, no puedo soportarlo. Salí del baño, y en segundo estaba en el auto. Podía ver el humo de su cigarro que salía desde detrás del auto…
-Tu hermano lo sabe-

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