FireLord

 

Los salones dorados escuchaban el suspirar de la doncella que se paseaba entre los rincones y las sombras de enormes pilares de marfil adornados caprichosamente con gemas y brillantes, abrazados por delgadas enredaderas de hojas blancas cristalinas que crecían desde lo alto. Ventanales gigantescos se hacían difusos en las alturas, los pasillos de la corte imperial eran infinitos no tenían techos ni cielos rasos, se podía ver el cielo cubierto de nubes blancas al levantar la mirada. Solo había soledad y silencio en las baldosas de cristal brillante. 

Su ropaje dorado reluciente, a pesar de haber estado en batalla, no reflejaba mas que esplendor y elegancia, su delicada figura esbelta y brillante se veía opacada por el lamento que brotaba de sus ojos y la tristeza en su rostro, entre sus manos una lanza decorada con una hoja de acero color carmesí.

Los portones de los aposentos de su majestad se alzaban altos e inmensos ante sus hombros. Estos se abrieron lentamente y Dènedes entro con prisa, comenzó a apresurar mas aun el paso cuando se desplomo de rodillas frente a un altar cubierto por cortinas amplias de color rojo que cubrían casi toda la sala, gruesos tramos de tela opaca sostenidas desde las alturas con cadenas de oro labradas... detrás de ellas una figura se incorporo suavemente, una sombra de gran tamaño se formo en la oscuridad que resguardaban las cortinas color sangre. El ambiente se torno sorpresivamente pesado y denso, se podía sentir un suspiro fuerte y ronco, incluso se hacia difícil respirar.
-Madre!! Beatrix ha ...la general Beatrix ha... - comenzó.
-Lo se... no tienes que decirlo- la interrumpió una voz gruesa femenina.
Dènedes permaneció en silencio intentando no llorar frente  a su madre.

-Las fuerzas enemigas nos han superado en numero y hemos perdido gran parte de nuestros hombres... los que sobreviven pueden volver a levantar sus brazos por ti nuevamente. El enemigo es muy fuerte hay solados excepcionales entre sus tropas; incluso el asesino de mi hermana es una bestia horrorosa, su espada degolló a cientos de los nuestros. Yo misma, no pude contra èl... Solo comàndeme su majestad... a su orden partiré a acompañar a mi hermana!-
-Tonta insolente!! No necesito que pierdas tu vida tu también, quien comandara mis tropas!!! Mis ambiciones no pueden menospreciarse por tu ridículo egoísmo, niña torpe!!! Nada de lo que hagamos traeran a mi hija de nuevo a mi lado. Necesito que seas el remplazo de Beatrix!!! Es una perdida muy grande... Contraatacaremos. Les aplastaremos a todos. Usaremos al ARCA; y hasta los Dioses sentiran mi ira! Mañana al caer el alba... mañana al caer el alba... - la figura guardo silencio; Dènedes permanceio inmobil, esperando...
-... eso es todo, su majestad?!... no tiene ud nada mas que decir??!! -musitó.
-Puedes retirate, y si deceas conservarla, puedes quedarte con ella. Puedes quedarte con la Gugnir de tu hermana-
-Eso es lo unico que tienes que decir sobre Beatrix??!! ...Madre!!!- Dènedes se incorporo violentamente respondiendo.
-Que osadia la vuestra!!! Como te atreves??!! Honra el espiritu caido de tu hermana y vuelve al campo de batalla! Retitrate de mi vista!!- sus gritos congelaron el salon y Dènedes sintio un temor profundo que le ahogo el pecho...
La sala se hizo tensa... la figura grotesca detras de las cortinas se desvanecio tras movimientos lerdos y toscos, la pesadumbre se fue con ella.
Dènedes se incorporo inconforme con sus ordenes y admiro el brillo de Gugnir...
-"Beatix, diste tu vida por tu patria, por su patria... su sangre nutrira tu lanza, y saciara la sed en mi corazon... "- pensó.
Dènedes dejo la sala, los portones se cerraron a sus espaldas. 

Un hombre cubirto con una armadura de plata brillante, estaba arrodillado esperando su salida.
-Sus ordenes Princesas- expreso cortesmente
-Preparen el ARCA, reune a las tropas, quiero esten todos listos antes de la primera estrella de la noche!-